Opinión/Carlos H Lozano/Redpalabras.com
Texas, USA. Mayo 16/2025
La era digital/virtual en tiempo real, canalizadas por las redes sociales, cambiaron la forma y el fondo de comunicar, para bien o tal vez para mal. El impacto del mundo digital es innegable hay un mercado/comunidad tan amplio e inagotable entre quien comunica, el que trasmite información y quien consume. Todos nosotros, (con cuentas en redes sociales), estamos en el “mismo costal”.
Esa presencia, casi que necesaria, para estar en el mundo virtual, ha transgredido los intereses personales o individuales y casi todos somos seres públicos. Quien tenga una cuenta en alguna red social, simplemente no tiene privacidad absoluta y ha aceptado hacer parte de la vida exponencial. Porque según lo anterior no existimos, sino estamos en estos canales. Tenemos la capacidad de comunicarnos a través del mundo utilizando el internet y es una poderosa fuerza para el bien de todos, por supuesto cuando se utiliza para fines sanos.
Pero… En este amplio mundo virtual están las y los influencer, aquellas personas que buscan un reconocimiento y empoderan una marca dándole valor agregado a través de su narrativa. Generan contenido relevante y atractivo para su audiencia o seguidores. Comunican y conectan con personas reales. En el evento de comunicar en directo se exponen desde el lugar de transmisión y son ubicados, por supuesto por ese mismo canal en tiempo real. El objetivo de “monetizar” su influencia y hacer vender algo los hace un blanco fácil.

Muertes en vivo y crímenes en directo de todo tipo se exponen y viralizan a través de los canales de internet, es decir las redes sociales. Persecución virtual y nuevas formas de violencia se dan, sobre todo en mujeres, casos recientes en México con el asesinato en “vivo” de la influencer Valeria Márquez y en Colombia de María José Estupiñán. Métodos y forma muy similares, pero en diferentes geografía. Otros influencer han muerto de manera accidental por “forzadas” tomas o maromas en ser factor “diferencial” como creadores de contenido.
Pero… ¿La vida real es la misma de las redes sociales? ¿Las redes sociales nos están matando?
La vida que se publica no es la misma vida del mundo real. La vida que se expone no es la misma que se vive. El contenido vende una vida próspera y feliz en algunos casos. La vida de las redes sociales no es la vida real. Nos dieron mucho, pero nos están matando. No solo en lo físico, sino en lo mental. Hay que aterrizar la poderosa influencia del internet y las redes sociales. Exponer con responsabilidad y moderación el contenido también hace de parte de saber comunicar. La violencia en internet es una amenaza de los derechos humanos. Nada justifica la muerte de las dos influencer, hay que parar la violencia virtual.